martes, 28 de agosto de 2012

Mileva Marić


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Mileva Marić (1875 - 1948) fue una matemáticaserbia y la primera mujer de Albert Einstein. Fue compañera, colega y confidente de Einstein. El grado de participación en sus descubrimientos es muy discutido fuera del ámbito científico.
Nació en Titel, en la provincia de Vojvodina, entonces parte del Imperio austrohúngaro(actualmente en Serbia) en una familia serbia. En1896 ingresó al Instituto Politécnico de Zurich siendo la única mujer estudiante. Einstein comenzó sus estudios el mismo año. Einstein y Marić tuvieron una hija antes de casarse, de nombre Lieserl, la cual se cree que fue dada en adopción, aunque su verdadero destino es incierto.
Einstein y Marić se casaron el 6 de enero de 1903. De este matrimonio nacieron Hans Albert Einstein, quien luego sería profesor de Ingeniería Hidráulicaen la Universidad de California en Barkeley, yEduard Einstein, quien fue internado en un instituto de salud mental, por padecer esquizofrenia.

Cronología



  • 19 de diciembre de 1875 Marić nace en el seno de una familia acomodada en Titel. Es la mayor de tres hijos.
  • 1890 Graduación. Mileva Marić obtiene su graduación en matemáticas y física con el mejor promedio (Krstic, 1991). Marić es aceptada como estudiante privada en el Colegio Real de Zagreb. Allí recibe un permiso especial para atender las clases de física, lo cual estaba reservado a los varones (Trbuhovic-Gjuric, 1983; Krstic, 1891).
  • 1897 Estudia en HeidelbergAlemania (teoría de números, calculo diferencial e integral, funciones elípticas, teoría del calor y electrodinámica) (Trbuhovic-Gjuric, 4. Auflage, 1984, p.49, y ETH-Archiv der wissenschaftlich-historischen Abteilung)
  • 1900 Mileva Marić falla en obtener el diploma para enseñar en el politécnico de Zurich. [The Collected Papers of Albert Einstein, Vol. 1, Ed. J. Stachel, 1987, p. 247]
  • 1901 Mileva Marić queda embarazada de Albert Einstein. Se mantiene el tema en secreto.[1]. Luego Marić abandona el politécnico de Zurich sin ningún certificado y no continúa su doctorado. [2]
  • 1902 Nace su hija Lieserl en Serbia.
  • 1903 Matrimonio con Albert Einstein.
  • 14 de mayo de 1904 Nace su hijo Hans Albert.
  • 1913/14 Mileva Marić permanece en Zurich con sus hijos y Einstein viaja a Berlín para tomar un nuevo empleo.
  • 1919 Einstein y Marić se divorcian.[4]
  • 1921 Albert Einstein gana el Premio Nobel, y da a Mileva Marić el dinero del mismo. Esto fue parte del acuerdo de divorcio. Ella utiliza el dinero en atención médica para su hijo Eduard, quien padeceesquizofrenia.[5]
  • 4 de agosto de 1948 Mileva Marić fallece en Zúrich.

lunes, 27 de agosto de 2012


¿que es el siglo de las luces?


corriente de pensamiento basada en el uso de la razón. Durante éste, se cuestionan tanto las ideas y tradiciones de la como el gobierno de la (antiguo régimen o monarquía absolutista) época. Asimismo, se oponen a la Iglesia pues ésta influía enormemente en todos los aspectos de la vida cotidiana. El libro en el que se plasmaron todas sus ideas fue la Enciclopedia de Diderot y D' Alembert y entre los principales representantes encontramos a John Locke, Rosseau, Voltaire y Montesquieu.montesquieu y el espiritu de las leyes propone la division de podereslegislativo, ejecutivo y judicialRosseau y el contrato social idea de libertady ya no me acuerdo mas (:

viernes, 24 de agosto de 2012



Siglo de las luces o Ilustración (siglo XVIII)

 1 Aspectos teórico–filosóficos (Siglo XVIII o siglo de las luces)
Sobre las suposiciones y creencias básicas comunes a filósofos pensadores de este periodo, quizá lo más importante fue una fe constante en el poder de la razón humana.
La época recibió el impacto intelectual causado por la exposición de la teoría de la gravitación universal de Isaac Newton. Si la humanidad podía resolver las leyes del Universo, las propias leyes de Dios, el camino estaba abierto para descubrir también las leyes que subyacen al conjunto de la naturaleza y la sociedad.
Mapa conceptual sobre la Ilustración
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Fuente Internet:

Se llegó a asumir que mediante un uso juicioso de la razón, un progreso ilimitado sería posible —progreso en conocimientos, en logros técnicos y sus consecuencias también en valores morales—.
De acuerdo con la filosofía de Locke, los autores del siglo XVIII creían que el conocimiento no es innato, sino que procede sólo de la experiencia y la observación guiadas por la razón. A través de una educación apropiada, la humanidad podía ser modificada, cambiada su naturaleza para mejorar.
Se otorgó un gran valor al descubrimiento de la verdad a través de la observación de la naturaleza, más que mediante el estudio de las fuentes autorizadas, como Aristóteles y la Biblia. Aunque veían a la Iglesia —especialmente la Iglesia católica— como la principal fuerza que había esclavizado la inteligencia humana en el pasado, la mayoría de los pensadores de la Ilustración no renunció del todo a la religión. Optaron más por una forma de deísmo, aceptando la existencia de Dios y de la otra vida, pero rechazando las complejidades de la teología cristiana.
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Observatorio en Madrid, de mediados del siglo XVIII
Creían que las aspiraciones humanas no deberían centrarse en la próxima vida, sino más bien en los medios para mejorar las condiciones de la existencia terrena. La felicidad mundana, por lo tanto, fue antepuesta a la salvación religiosa. Nada se atacó con más intensidad y energía que la doctrina de la Iglesia, con toda su historia, riqueza, poder político y supresión del libre ejercicio de la razón.
Más que un conjunto de ideas fijas, la Ilustración implicaba una actitud, un método de pensamiento.
De acuerdo con el filósofo Immanuel Kant, el lema de la época debía ser “atreverse a conocer”. Surgió un deseo de reexaminar y cuestionar las ideas y los valores recibidos, de explorar nuevas ideas en direcciones muy diferentes; de ahí las inconsistencias y contradicciones que a menudo aparecen en los escritos de los pensadores del siglo XVIII.
Muchos defensores de la Ilustración no fueron filósofos según la acepción convencional y aceptada de la palabra; fueron vulgarizadores comprometidos en un esfuerzo por ganar adeptos. Les gustaba referirse a sí mismos como el “partido de la humanidad”, y en un intento de orientar la opinión pública a su favor, imprimieron panfletos, folletos anónimos y crearon gran número de periódicos y diarios.
 En España, "las luces" penetraron a comienzos del siglo XVIII gracias a la obra, prácticamente aislada y solitaria, pero de gran enjundia del fraile benedictino Benito Jerónimo Feijoo, el pensador crítico y divulgador más conocido durante los reinados de los primeros reyes Borbones. Escribió Teatro crítico universal (1739), en nueve tomos y Cartas eruditas (1750), en cinco volúmenes más, en los que trató de recoger todo el conocimiento teórico y práctico de la época.
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Kant
Francia conoció, más que ningún otro país, un desarrollo sobresaliente de estas ideas y el mayor número de propagandistas de las mismas. Fue allí donde el filósofo, político y jurista Charles-Louis de Secondat, barón de Montesquieu, uno de los primeros representantes del movimiento, empezó a publicar varias obras satíricas contra las instituciones existentes, así como su monumental estudio de las instituciones políticas, El espíritu de las leyes (1748).
Fue en París donde Denis Diderot, autor de numerosos panfletos filosóficos, emprendió la edición de la Enciclopedia (1751-1772). Esta obra, en la que colaboraron numerosos autores, fue concebida como un compendio de todos los conocimientos y a la vez como un arma polémica, al presentar las posiciones de la Ilustración y atacar a sus oponentes.
Sin duda, el más influyente y representativo de los escritores franceses fue Voltaire. Inició su carrera como dramaturgo y poeta, pero es más conocido por sus prolíficos panfletos, ensayos, sátiras y novelas cortas, en los que popularizó la ciencia y la filosofía de su época, y por su voluminosa correspondencia con escritores y monarcas de toda Europa.
Gozaron de prestigio las obras de Jean Jacques Rousseau, cuyo Contrato social (1762), el Emilio, o la educación (1762) y Confesiones (1782) tendrían una profunda influencia en posteriores teorías políticas y educativas y sirvieron como impulso literario al romanticismo del siglo XIX. La Ilustración fue también un movimiento cosmopolita y antinacionalista con numerosos representantes en otros países.
Kant en Alemania, David Hume en Escocia, Cesare Beccaria en Italia y Benjamín Franklin y Thomas Jefferson en las colonias británicas mantuvieron un estrecho contacto con los ilustrados franceses, pero fueron importantes exponentes del movimiento. La Ilustración penetró tanto en España como en los dominios españoles de América.
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Émile de Châtelet: una gran matemática en el siglo de las luces
Durante el reinado de Carlos III, el “rey ilustrado” por excelencia, las obras de los escritores franceses se leían en español, generalmente en traducciones más o menos retocadas, pero también directamente en francés.
Fueron muchos los españoles e hispanoamericanos que viajaban a Francia por motivos de estudio e instrucción, en las artes y las ciencias y los dirigentes políticos de la época, conde de Aranda, conde de Campomanes, conde de Floridablanca, duque de Almodóvar, promovieron y frecuentaron el trato con los pensadores y filósofos de las nuevas ideas. Las vías de expresión fueron los periódicos, las universidades y las florecientes Sociedades de Amigos del País.
Durante la primera mitad del siglo XVIII, los líderes de la Ilustración libraron una ardua lucha contra fuerzas considerables. Muchos fueron encarcelados por sus escritos, y la mayoría sufrió persecución y penas por parte de la censura gubernamental, así como descalificaciones y condenas de la Iglesia.
En muchos aspectos, sin embargo, las últimas décadas del siglo marcaron un triunfo del movimiento en Europa y en toda América. Hacia 1770, la segunda generación de ilustrados recibió pensiones del gobierno y asumió la dirección de academias intelectuales establecidas. El enorme incremento en la publicación de periódicos y libros aseguró una amplia difusión de sus ideas.
Los experimentos científicos y los escritos filosóficos llegaron a estar de moda en amplios círculos de la sociedad, incluidos los miembros de la nobleza y del clero. Algunos monarcas europeos adoptaron también ideas o al menos el vocabulario de la Ilustración.
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Benito Jerónimo Feijoo
Voltaire y otros ilustrados quienes gustaban del concepto del rey-filósofo, difundiendo sus creencias gracias a sus relaciones con la aristocracia, acogieron complacientes la aparición del llamado despotismo ilustrado, del que Federico II de Prusia, Catalina la Grande de Rusia, José II de Austria y Carlos III de España fueron los ejemplos más célebres. Desde una visión retrospectiva, sin embargo, la mayoría de estos monarcas aparece manipulando el movimiento, en gran parte con propósitos propagandísticos y fueron, con mucho, más despóticos que ilustrados.
A finales del siglo XVIII surgieron algunos cambios en el pensamiento de la Ilustración. Bajo la influencia de Rousseau, el sentimiento y la emoción llegaron a ser tan respetables como la razón. En la década de 1770 los escritores ensancharon su campo de crítica para englobar materias políticas y económicas. De mayor importancia en este aspecto fue la experiencia de la guerra de la Independencia estadounidense (en las colonias británicas).
A los ojos de los europeos, la Declaración de Independencia y la guerra revolucionaria anunciaron que, por primera vez, algunas personas iban más allá de la mera discusión de ideas ilustradas y las estaban aplicando. Es probable que la guerra alentara los ataques y críticas contra los regímenes europeos existentes.
Suele decirse que el Siglo de las Luces concluyó con la Revolución Francesa de 1789, pero no son pocos los que contemplan e interpretan la inquietud política y social de este periodo como causa desencadenante de la Revolución. Al incorporar muchas de las ideas de los ilustrados, la Revolución, en sus etapas más difíciles, entre 1792 y 1794, sirvió para desacreditar estas ideas a los ojos de muchos europeos contemporáneos.
El enorme impacto que la Revolución Francesa causó en España, tras la muerte de Luis XVI, así como en los dominios españoles de América, provocó una violenta persecución de las personas más representativas de las nuevas ideas. Se estableció una censura total y se cerraron las fronteras, prohibiéndose el paso de todo tipo de libros y folletos, o su embarque hacia América.
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Voltaire
Aunque se produjo un repunte de interés modernizado y progresista bajo el gobierno de Manuel Godoy con la ayuda de Jovellanos, el miedo a la contaminación revolucionaria favoreció la represión más absoluta, tanto en la metrópoli como en los dominios de la América española. La existencia de numerosas Sociedades de Amigos del País en los virreinatos favoreció la implantación y extensión de la Ilustración en América Latina.
De lo que no cabe duda es que la Ilustración dejó una herencia perdurable en los siglos XIX y XX. Marcó un paso clave en el declinar de la Iglesia y en el crecimiento del secularismo actual. Sirvió como modelo para el liberalismo político y económico y para la reforma humanitaria a través del mundo occidental del siglo XIX. Fue el momento decisivo para la creencia en la posibilidad y la necesidad de progreso que pervivió, de una forma moderada, en el siglo XX.
Las características de la Ilustración pueden resumirse en las siguientes: 
1.- Racionalismo
2.- Búsqueda de la felicidad
3.- Creencia en la bondad natural del hombre
4.- El  Optimismo
5.- El  Laicismo
El ideal dela Ilustración fue la naturaleza a través de la razón. En realidad no es más que el espíritu del Renacimiento llevado hasta sus últimas consecuencias, en manifiesta oposición con lo sobrenatural y lo tradicional.. El Ilustrado llegaba al amor al prójimo partiendo de la razón y no de la  Revelación.
La razón también podía llevarle a Dios creador del orden universal o bien en no creer en principio Supremo alguno. Por ello, la mayoría de los ilustrados eran deístas, aunque o sencillamente ateos. 
La Ilustración tomó el nombre de Enciclopedia en Francia y en los países latinos, y el de Aufklärung en las naciones germánicas.
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Carlos III, niño, obra de Jean Ranc, 1724
1.- El racionalismo 
Sin duda, el vocablo más utilizado en  el siglo XVIII en literatura, filosofía y ciencia, es el de “racional”. Los intelectuales de éste siglo dieron a su época en nombre de “siglo de las luces”, refiriéndose a las luces de la lógica, de la inteligencia, que debía iluminarlo todo.
Se da enorme importancia a la razón: el hombre puede comprenderlo todo a través de su inteligencia; sólo es real lo que puede ser entendido por la razón. Aquello que no sea racional debe ser rechazado como falso e inútil.
Este racionalismo llevó a la lucha contra las supersticiones, por eso en este siglo termina la denominada “caza y quema de brujas”.
En el campo de la religión, la postura racionalista hizo que apareciese el deísmo: la mayor parte de los ilustrados son deistas, que afirman la existencia de un Dios creador y justo, pero consideran que el hombre no puede entrar en contacto con la divinidad, y por tanto no sabe nada de ella.
De acuerdo con esto, los deistas rechazan las religiones  reveladas, pero al mismo tiempo practican la tolerancia religiosa, pues si todas las religiones valen lo mismo, todas deben ser  permitidas.
2.- Búsqueda de la felicidad
Se considera que la Naturaleza ha creado al hombre para que sea feliz. Pero de acuerdo con la mentalidad burguesa, esta felicidad para que sea auténtica debe basarse en la propiedad privada, la libertad y la igualdad.
Cuando los ilustrados citan la igualdad, no se refieren a la igualdad económica, sino a la política y legal: igualdad ante la ley.
3.- Creencia en la bondad natural del hombre
Los filósofos de la época piensan que el hombre es bueno por naturaleza.
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Independencia norteamericana. Derrota de George Cornwallis. Cuadro de John Trumbull (1797)
4.- El  optimismo
El hombre del siglo XVIII piensa que la naturaleza es una especie de máquina perfecta que lo hace todo bien.; hay motivos, por tanto, para sentirse optimista. Por otro lado, se considera que la  historia supone la evolución progresiva de la humanidad, es decir, que el hombre con el transcurso de los siglos se va perfeccionando continuamente; así llegará el momento en que se logrará construir la sociedad perfecta, una especie de paraíso en la tierra.
5.- El  laicismo
La Ilustración es la primera cultura laica de la historia de Europa; cultura al margen del cristianismo, y en algunos aspectos anticristiana. Esto tiene su explicación en cierto rechazo por parte dela Iglesia, de la forma de vida burguesa.
La burguesía constituye una clase que, desde su aparición, vive del comercio, del préstamo con interés y del lucro. Todavía en el siglo XVIII nos encontramos con teólogos que consideraban al préstamo con interés como usura; con moralistas que seguían hablando de ganancias ilícitas y, con sacerdotes que predicaban que era más fácil salvarse a un hombre dedicado al ocio, que no al comerciante.
Las virtudes cristianas son transformadas en virtudes laicas; los ilustrados nunca hablan de caridad (amor al prójimo por amor a Dios), sino que emplean la palabra filantropía (amor al hombre por el hombre mismo). El carácter no religioso de la Ilustración se nota también en las lecturas de la época: en el siglo XVII los libros que más se editaban eran  las vidas de santos y las obras de piedad; en cambio en el siglo XVIII las obras más editadas son de filosofía, ciencias naturales y apenas libros religiosos.
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Jovellanos
II.- Aspectos histórico–sociales
La Ilustración o el Siglo de las Luces, fue la tendencia de pensamiento y literatura en Europa y América durante el s. XVIII, previa a la revolución francesa. Los principales escritores de la época estaban convencidos de que emergían de siglos de oscuridad e ignorancia a una nueva edad iluminada por la razón, la ciencia y el respeto a la humanidad.
Los precursores de la Ilustración pueden remontarse al siglo XVII e incluso antes. Abarcan las aportaciones de grandes racionalistas como René Descartes y Baruch Spinoza, los filósofos políticos Thomas Hobbes y John Locke y algunos pensadores escépticos galos de la categoría de Pierre Bayle o Jean Antoine Condorcet. No obstante, otra base importante fue la confianza engendrada por los nuevos descubrimientos en ciencia, y asimismo el espíritu de relativismo cultural fomentado por la exploración del mundo no conocido.
La Ilustración fue la ideología y la cultura elaborada por la burguesía europea en su lucha con el absolutismo y la nobleza. También puede ser definida como la culminación del racionalismo renacentista. Se trata de un fenómeno iniciado en Francia, que se va extendiendo por toda Europa a lo largo del siglo XVII.La Ilustración es la postura crítica que adopta la burguesía frente al orden establecido.
La Ilustración influyó en la vida de muchas personas. Ocurriendo después de la Reformación, cambió la manera de pensar. Por lo general, era un desafío usar la razón y la lógica para explicar las ocurrencias en el mundo. En este periodo, un nuevo grupo de filosóficos emergió y enseñó el uso de la ciencia para explicar la vida diaria. Por lo tanto, la percepción de la iglesia, la vida social, y la política se transformaron.
Antes dela Ilustración, la mayoría dependía de la iglesia para explicar los fenómenos del mundo. Pero durante estos tiempos la iglesia era muy intolerante y determinó las creencias del público. Por eso, el papel tradicional de la iglesia a la larga fue rechazado por muchas personas de la Ilustración. Estas personas estaban a favor de la habilidad de expresarse sin tener miedo de represión o censura.
La vida social, como la percepción de la iglesia, se convirtió en un objeto que experimentaría un cambio. A causa de la formación de una nueva actitud social, un grupo de personas luchó para extender sus creencias. Eran impacientes y deseaban que la mayoría no fuera ignorante. Por eso, se estableció un programa para mejorar el nivel de la educación pública. Se publicaron muchos libros que presentaban la nueva percepción de la vida. Lo importante es que todavía estudiamos estas obras de los filosóficos más famosos de la Ilustración. Algunos ejemplos son Voltaire, Denis Diderot, y Pierre Bayle.
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Descartes
Finalmente, la política experimentó un cambio también. Con la nueva actitud, los dela Ilustración trataron de hacer cumplir un sistema más justo y más pacífico. Lo que muchas personas apoyaron fueron la soberanía popular y la república. Además, se luchó una economía en que se practicaría la “laissez-faire”, un concepto del famoso Adam Smith en que el gobierno no interfiere en la economía. Otro concepto que fue popular fue que cada país era diferente y tenía ciertos aspectos que los separaban de los otros países aunque todos compartían conceptos básicos.
Lamentablemente, unos eventos catastróficos terminaron a la Revolución francesa y la era de Napoleón. Después de la Ilustración se sucedió un regreso a la religión y una transformación política a los caudillos de la Revolución Industrial o la aristocracia de las personas de negocios. Aunque, otra vez, la sociedad experimentó una transformación, los efectos de la Ilustración habían tomado un impacto tan duro que siempre nos influiría.
III.- Ilustración en Francia
La cuna de la Ilustración se situó en Francia y es allí donde tendrá la mayor importancia.
La Ilustración francesa tiene un gran contenido político. Su filosofía política está basada en el Derecho Natural o derecho que tienen todos los hombres a la vida, la libertad y la propiedad. La  misión del Estado será defender los derechos del hombre, garantizar su libertad, su seguridad y su propiedad; por tanto el Estado  debe ser representativo y liberal. Los políticos ilustrados se oponen al absolutismo monárquico y quieren para Francia un régimen que esté basado en la igualdad y en la libertad.
Los principales teóricos  políticos de la Ilustración francesa son:
1.- Montesquieu
Se llamaba Carlos de Secondat, barón de Montesquieu, y era por lo tanto monárquico, pero monárquico enamorado del parlamentarismo inglés.
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Montesquieu
Fue presidente del parlamento de Burdeos, satirizó las viejas ideas y los defectos sociales y políticos de Francia en su obra “Cartas persas” (1721), cuya resonancia fue extraordinaria.  También tuvo gran difusión “Consideraciones sobre la grandeza y la decadencia de los romanos” (1734). Pero la  obra triunfal y que abrió profunda brecha en las concepciones políticas dominantes en Francia, fue “El Espíritu de las Leyes” (1748), hasta el punto que se toma esta obra y fecha  como punto de arranque de la victoria intelectual de la Ilustración y cifra representativa de una generación histórica. En su célebre obra preconizó una nueva estructura del Estado, basada en un equilibrio de poderes.
En ella defiende, que, conservando el rey  el  poder ejecutivo, el legislativo recaería en una asamblea representativa del país (como el parlamento inglés),  y el judicial, detentado por magistrados o parlamentos (en Francia, tribunales), absolutamente independientes en sus sentencias, del rey y del Parlamento. Así pues, es partidario de que el Estado quedara dividido y es el difusor de las ideas parlamentarias inglesas y la fuente donde bebieron las promociones revolucionarias. 
La división de poderes que éste preconizaba, pugnaba totalmente con la organización de la monarquía absoluta francesa. Su obra fue completada  desde otro punto de vista, por  Voltaire. Ambos fueron los ídolos de la generación que consolidó y desarrolló el triunfo del pensamiento ilustrado en Francia.
2.- Voltaire
Escritor brillante y superficial, entregado a la vida y al placer, cautivo de la misma facilidad de su pluma, que esgrimió como campeón de la tolerancia y la libertad espiritual.
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Voltaire
Fue a partir de su obra “Le siécle de Louis XIV” (1751), cuando se convirtió en  adalid de la lucha general contra toda autoridad. Muy influido por el movimiento filosófico inglés, en particular de Locke y los deistas, Voltaire popularizó sus principios fundamentales  valiéndose de una pluma terriblemente mordaz, cáustica y agresiva. Su lucha se desarrolló en  dos planos distintos: uno público y otro, secreto.
En el primero, además de la obra ya mencionada, figuran “Essai sur les moeurs et l’esprit des nations (1756), un trabajo hecho a la medida de la burguesía  de que procedía, una filosofía laica de la Historia, y el “Dictionnaire philosophique”, de un lado el proceso claro de los abusos que perdieron al Antiguo Régimen y, de otro,  la  explicación exhaustiva del argumento del predominio absoluto de la razón sobre cualquier pasión o entusiasmo personal. En el segundo plano se sitúan unos dos centenares de folletos, opúsculos y hojas volantes.
En este último aspecto, amparándose en el anonimato, la obra de Voltaire, fue implacablemente destructora de los grandes principios sociales de la época, sobre todo de la religión cristiana. Enemigo dela Iglesia, fue coreado por cuantos enciclopedistas se habían dejado ganar por las corrientes deístas o naturalistas procedentes de Inglaterra. Cada día más radical en sus violentas campañas y cada día más leído por un público que gustaba de su fácil prosa.
3.- Rousseau
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Rousseau
Es el primer pensador auténticamente democrático de la historia de Europa.
Su primera obra, publicada en 1749, causó enorme impresión, pues en ella se atacaba una de las tesis fundamentales  que defendían los ilustrados; los filósofos de la ilustración pensaban que los importantes adelantos científicos y técnicos que se estaban verificando en aquella época, no sólo mejoraban al hombre materialmente, sino también moralmente; es decir,  que a medida que se progresaba en la ciencia y en la técnica, el hombre se iba haciendo cada vez más bueno. Frente a esto, Rouseau señalaba que a civilización, en lugar de mejorar al hombre, lo que hacía era corromperlo, porque la sociedad estaba estructurada de forma injusta; por tanto, si se quería mejorar al hombre, antes había que mejorar a la sociedad.
La obra más importante de este autor es “El Contrato Social” (1762). En ésta, el autor dice que los hombres al aparecer sobre la tierra, se hallan en lo que se llama “Estado de Naturaleza”, que se caracteriza porque todavía no existe ningún gobierno, no hay leyes, no hay autoridad y no se ha formado aún ningún tipo de organización social o política; se trata por tanto de un estado de absoluta libertad, donde cada hombre hace lo que quiere y no tiene que dar a nadie cuenta de sus actos.
Pero llega el momento en que los hombres se dan cuenta que para defender mejor su vida, su libertad y su propiedad deben agruparse y elegir a alguien para que los gobierne. Así  aparece el Estado. 
El Estado nace, por tanto, de un acuerdo libre entre los hombres que se han unido para designar al gobernante. Como el gobernante ha sido elegido por el pueblo, en cualquier momento, cuando el pueblo quiera,  puede cambiarlo por otro. Al mismo tiempo, la misión de los gobernantes es cumplir siempre la voluntad popular.
La voluntad popular es la voluntad de la mayoría, y esta se averigua a través de elecciones, en las que votan todos los ciudadanos.
Ver en Internet:
Actividades de estudio:
1.- Indicar brevemente el pensamiento de los siguientes filósofos dela Ilustración:
Filosofo
Pensamiento
John Locke
 
Immanuel Kant
 
Denis Diderot
 
Adam Smith
 
Carlos de Secondat, barón de Montesquieu
 
Voltaire
 
Rousseau
 
2.- Definir el concepto de “deísmo”.
3.- Resumir las principales características dela Ilustración:
Características
Conceptos o palabras claves
Racionalismo
 
Búsqueda de la felicidad
 
Creencia en la bondad natural del hombre
 
El  Optimismo
 
El  Laicismo

martes, 21 de agosto de 2012

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Están don Diego y Simón en la posada esperando a doña Irene y a doña Paquita. Don Diego sale de su habitación y se pone a hablar con Simón. Don Diego alaba a doña Paquita y le dice a Simón que le cuenta un secreto si promete no decírselo a nadie. Simón le dice que ya supone cual es su idea y que le parece excelente. Después de un rato, Simón se percata de que estaba equivocado, ya que él pensaba que el plan de don Diego era casar a doña Paquita, que tiene dieciséis años, con su sobrino, don Carlos. Pero, en realidad, lo que don Diego pretende, aunque él tiene cincuenta y nueve años, es casarse con doña Paquita. A don Diego esta equivocación de Simón no le hace ninguna gracia.
-Escena II
Llegan doña Paquita y su madre, doña Irene. Doña Irene se sienta a hablar con don Diego y le cuenta como fue la despedida de su hija de las monjas del convento. Doña Paquita dice que las monjas la querían mucho y que su tía no paraba de llorar.
-Escena III
Doña Irene le explica a don Diego que toda su familia ha acogido con entusiasmo la noticia del casamiento de su hija. También le dice que doña Paquita lo aceptará de buen grado ya que es una chica muy bien educada y que, por tanto, hará lo que su madre le diga.
Mientras conversan, doña Paquita muestra su desinterés por las historias haciendo algunas intervenciones.
Dicha conversación lleva a doña Irene a hablar sobre su familia y doña Paquita insiste en que quiere irse hasta que su madre le da permiso. Doña Paquita se despide con un beso de su madre y con una cortesía de don Diego.
-Escena IV
Don Diego le dice a doña Irene que le gustaría saber la opinión libre de doña Paquita sobre su boda, pero doña Irene le dice que no sería de educación.
Doña Irene le cuenta a don Diego que la noche anterior había estado hablando con su hija de él y que le había explicado la importancia de casarse con hombres ya maduros; como lo había hecho ella al casarse con un hombre de cincuenta y seis años que murió siete meses después de la boda y con el que tuvo un hijo. Además también le comenta que ha tenido veintidós hijos en sus tres matrimonios.
-Escena V
Simón se asoma por la puerta del foro y anuncia a don Diego que el mayoral lo está esperando. Simón le da a don Diego su bastón y su sombrero, ya que éste quiere ir a dar un paseo. Don Diego queda con doña Irene en salir al día siguiente a las seis de la mañana.
-Escena VI
Doña Irene le pregunta a Rita si ha dado de comer al tordo a lo que ella le responde que sí. También le pregunta si ha hecho las camas y le contesta que la suya sí y que las demás las va a hacer ahora.
Además, doña Irene le comenta la pereza que le da ponerse a escribir pero que tiene que hacerlo; a lo que Rita replica que no entiende el ir y venir de correos si no hace ni dos horas que salieron de allá.
-Escena VII
Llega Calamocha a la posada y como su habitación tiene que ser la número tres y ya la conoce la critica diciendo que está llena de bichos. Además, también dice que si no llega a ser porque los caballos no podían más ella no veía el número tres.
-Escena VIII
Calamocha se pone hablar con Rita. Le cuenta que acaba de llegar con su amo, que según recibió la carta de doña Paquita salió de Zaragoza dirigiéndose a Guadalajara. Una vez allí se enteraron de que doña Paquita ya se había ido. Cogieron otra vez los caballos y luego pararon en la posada para descansar y seguir al día siguiente.
Rita le explica que doña Irene escribió cartas diciendo que tenía concertado el casamiento de su hija. Doña Paquita comenzó a sentirse muy triste y decidieron avisar al amo de Calamocha, esperando que éste, si tanto la quería, no consintiese su boda. Pocos días después fueron a buscarla y hace dos días ella, Rita y doña Irene llegaron a Alcalá para partir al día siguiente.
Después, Calamocha se va y entra en el cuarto de don Carlos.
-Escena IX
Rita y Doña Paquita charlan. Doña Paquita ha llorado porque no quiere casarse con don Diego. Rita le pregunta si se acuerda de don Félix, un amor de doña Paquita, ella le responde que por supuesto, pero que seguro que él ya tiene otros amores y que seguramente tampoco le hizo caso a la carta que ella le escribió por motivo de su casamiento. Rita le cuenta que don Félix, según recibió su carta, salió para consolarla y que ya está en Alcalá. También le dice que saldrá con cualquier excusa para avisarla con una tosecilla seca de la llegada de don Félix.
Rita sale por la puerta del foro y doña Paquita entra en el cuarto de doña Irene.
-Acto segundo
-Escena I
Doña Francisca espera impaciente la llegada de su amado y dice que, a pesar de que es muy joven, ya sabe lo que es el amor.
-Escena II
Doña Francisca habla con su madre, que le explica por qué debe casarse con Don Diego y le dice que una boda como esa pocas la consiguen. Luego, doña Irene le recrimina a su hija que nunca tenga nada que decir cuando hablan del tema de la boda y de don Diego.
-Escena III
Llega Rita con las velas y doña Irene le pregunta que a que se debe su tardanza a lo que Rita responde que ha tardado tanto porque han tenido que ir a comprar las velas.
Doña Irene le pide que deje una luz ahí y la otra en su habitación y que le haga el favor de darle una carta a Simón para que la eche en el correo.
Doña Paquita le pregunta si don Félix ha venido y Rita le dice que todavía no ha llegado, pero que llegará.
Doña Irene, además, también le pide que más tarde cuelgue al tordo por ahí, ya que esa noche no la había dejado dormir.
-Escena IV
Doña Irene elogia a don Diego mientras que doña Paquita muestra desinterés por las riquezas de éste.
Doña Irene le dice a su hija que aunque no la hubiese sacado del convento para casarla con don Diego la hubiese sacado igual; ya que piensa, debido al desinterés que muestra su hija por don Diego, que el tiempo que ha estado en el convento le ha servido para que se le ponga en la cabeza el ser monja.
Doña Paquita le promete a su madre que nunca la abandonará y que siempre la obedecerá alegando que no sabe mentir.
-Escena V
Llega don Diego y se sienta al lado de doña Irene. Explica que ha llegado tarde porque se encontró con el rector de Málaga y el doctor Padilla que lo entretuvieron.
Don Diego quiere saber lo que piensa y siente doña Paquita con respecto a su boda, pero doña Irene le dice que su hija obedecerá lo que ella le mande. En cambio, don Diego piensa que los padres en estos casos sólo deben aconsejar, proponer o insinuar a sus hijos, pero nunca mandar. Don Diego insinúa que si su prometida tuviese otro enamorado debería decirlo; pero doña Irene se ofende y le dice que menudo concepto tiene él de su hija. Al final doña Paquita no da su opinión personal sobre el tema ya que cada una de sus respuestas está mediatizada por su madre. Doña Irene le dice a su
hija que la quiere mucho y que todo esto lo hace por su bien y se van los tres al cuarto de doña Irene, pero a doña Paquita la detiene Rita.
-Escena VI
Rita le dice a doña Francisca que don Félix ya ha venido y que ya sube por la escalera. Doña Paquita le pregunta a Rita que debe decirle y Rita le dice que esa es una buena pregunta y que recuerde que no tiene mucho tiempo. Rita se marcha y entra en la habitación de doña Irene.
-Escena VII
Llega don Carlos y le dice a doña Francisca que él detendrá la boda; pero doña Paquita le dice a su amado que al día siguiente pronto por la mañana partirán para Madrid y que pretende casarse con ella nada más llegar. Don Carlos le dice que si mañana ellos se van para Madrid él también irá, pero doña Francisca le pregunta que de que manera detendrá el casamiento sin disgustar a su madre. Don Carlos le dice que lo hará y que nada ni nadie los separará.
-Escena VIII
Llega Rita y le indica a doña Paquita que su madre pregunta por ella. Don Carlos comenta que ya verá a su competidor por la mañana y se despide de doña Paquita. Doña Francisca entra en el dormitorio de su madre.
-Escena IX
Calamocha le dice a don Carlos lo que le ha preparado para cenar. Entra en la estancia Rita que les ofrece sopas y se va. Calamocha va hacia la puerta del foro y vuelve y habla con don Carlos. Le dice que si no ve quien viene y don Carlos le contesta que es Simón. Ninguno de los dos sabe que hace Simón allí y don Carlos le da permiso a Calamocha para que le mienta.
-Escena X
Entra Simón por la puerta del foro. Calamocha, Simón y don Carlos se saludan y Calamocha y don Carlos le preguntan a Simón dónde está su amo y a qué ha venido. Éste responde a sus preguntas con evasivas o con otras preguntas. Al final Simón se dispone a decirles lo que hace allí y si está su amo con él.
-Escena XI
Don Carlos, debido a la presencia de su tío don Diego, se da cuenta de que él es el prometido de doña Paquita.
Don Diego le pregunta a su sobrino que hace allí y que ha hecho; ya que al verlo asustado por su presencia piensa que ha hecho algo. Don Carlos le miente diciéndole que sólo iba a Madrid a sorprenderle con una visita y que su desgracia es haberlo encontrado allí, en la posada, y haberle dado un disgusto. Don Diego no entiende
como a un oficial le dejan abandonar su puesto con el único motivo de visitar a su tío, pero don Carlos le dice que como están en tiempo de paz él no hace falta. Don Diego no está muy de acuerdo con esto, así que le dice a don Carlos que se vaya inmediatamente al mesón de afuera y le pide a Simón que le dé dinero para que paguen el gasto que hayan hecho y que no se aparte de allí hasta que se hayan ido.
-Escena XII
Don Diego le da a su sobrino dinero para el viaje. Le dice que duerma en el mesón de afuera y que salga al día siguiente a las tres o cuatro de la mañana. También le advierte de que se enterará de cuándo sale y de cuándo llega a Zaragoza. Don Carlos da un beso en la mano a su tío y se abrazan. Don Diego le dice que le va a mandar dinero y don Carlos se va.
-Escena XIII
Don Diego piensa que su sobrino se ha puesto demasiado bien de acuerdo. Aunque sabe que no es lo mismo comunicarle por escrito que en persona que se casa, piensa que lo hecho, hecho está. No le ha dado a su sobrino la noticia de su casamiento por el temor a que él fuese un posible rival; pero llora porque le tiene un gran afecto.
-Escena XIV
Doña Francisca y Rita salen del cuarto de doña Irene, al no ver a nadie piensan que se habrán recogido ya. Doña Francisca le confiesa a Rita que como su amado ha venido no teme a nadie ni a nada; pero a la vez muestra preocupación por el chasco que se va a llevar don Diego, ya que es un buen hombre. Rita se marcha a sacar el tordo de la habitación de doña Irene.
-Escena XV
Sale Simón por la puerta del foro; al verlo doña Paquita le dice que ella pensaba que estaban ya acostados a lo que él le responde que el aún no sabe dónde va a dormir. Doña Francisca le pregunta por la gente que ha llegado y Simón le contesta que no ha llegado nadie; si no que se ha ido un teniente coronel y su asistente que estaban en ese cuarto. Doña Paquita le dice que no los ha visto.
-Escena XVI
Llega Rita que también sabe que don Carlos se ha ido. Rita no entiende como ha podido engañarse, ya que ella misma los había visto salir por la puerta de los Mártires, que es el camino de Aragón. Entra en la habitación de don Carlos y que comprueba que no hay maletas. Doña Paquita se siente desdichada y engañada; ya que piensa que don Carlos no ha ido allí a recuperarla, si no con otro fin y no entiende por qué la ha abandonado de esa manera.
-Acto tercero
-Escena I
Don Diego no puede dormir y entra en la habitación en la que se encuentra Simón, que se encuentra totalmente a oscuras. Éste se despierta y le pregunta a don Diego qué hora es. Don Diego le dice que son las tres y que espera que su sobrino ya haya salido como le había prometido. Entonces don Diego oye tres palmadas y el sonido de un instrumento. Se dan cuenta de que es un amante infeliz que le toca una serenata a su amada. Simón le propone que se asomen, pero don Diego le dice que no; porque no quiere entrometerse.
Doña Francisca y Rita salen de sus aposentos y se encaminan a la ventana. Simón se da cuenta de que han abierto la puerta de esa alcoba y él y don Diego se retiran.
-Escena II
Doña Paquita comprueba que es él(su amante)y luego se asoma a la ventana. Doña Francisca le pregunta qué fuga es esta y le dice que le tire la carta. Se la tira, pero ella no la coge y se pone a buscarla. No la encuentra, pero dice que allí tiene que estar sin ninguna duda. Después le exige a don Félix que le cuente los motivos de dejarla allí y permitir que se despose.
Simón tropieza con la jaula del tordo y la deja caer. Rita y doña Paquita al oír el ruido se percatan de que hay gente y se van al cuarto de doña Francisca y, al retirarse, Rita tropieza con Simón.
-Escena III
Don Diego le pide a Simón que busque la carta. Al fin Simón la encuentra y don Diego le dice que se le ha acabado la ilusión; ya que doña Paquita tiene dieciséis años y ha sido criada en un convento e incluso así tiene un amante. Don Diego ordena a Simón que baje y encienda una luz y que suba con ella al instante.
-Escena IV
Don Diego no sabe si debe a culpar a doña Paquita, a su madre o a sus tías. Está decepcionado ya que sus esperanzas han desaparecido, se siente celoso(aunque su edad se consideraba impropia de sentimientos amorosos), está avergonzado e indignado y tiene deseos de venganza, aunque no sabe de donde provienen. Oye un ruido en el cuarto de doña Francisca y se retira.
-Escena V
Rita entra y, al pensar que no hay nadie en la estancia, se pone a buscar la carta.
Repentinamente llega Simón que dice que ya tienen luz. Don Diego le pregunta a Rita que hace allí y que busca. Rita le contesta que habían oído un ruido y que había ido a mirar que era. Después comenta que fue la jaula y que debía haber sido algún gato. Rita enciende una vela que hay sobre la mesa. Luego don Diego le pregunta si doña
Paquita duerme, a lo que Rita responde que sí. Don Diego y Simón entran en la habitación de don Diego con la luz que había traído Simón.
-Escena VI
Rita entra en el cuarto de doña Paquita que le pregunta si ha encontrado la carta. Doña Francisca le dice que no se moleste en buscar, que la tendrán ellos y se siente aún más desdichada porque don Diego la ha oído hablar por la ventana con don Félix.
Doña Paquita le cuenta a Rita que su amado le dijo que en esa carta le explicaba los motivos de su huída, ya que verla le sería imposible. Doña Francisca piensa que es un traidor, que al encontrarse con un competidor se marchó porque hay muchas mujeres en el mundo
Rita mira hacia el cuarto de don Diego y le dice a doña Paquita que ya salen y que no la pueden ver de esa manera; pero a doña Francisca le da igual, porque ya ha perdido, así que no tiene nada que temer.
-Escena VII
Don Diego habla con Simón en su habitación y le pide que ensille al caballo y que, en caso de que ya hayan salido, que lo monte y los alcance. Luego, don Diego habla con doña Paquita y le pregunta si ha llamado ya a su madre y ella le responde que no.
-Escena VIII
Don Diego le pregunta a doña Francisca que siente y si tiene otro amante. Doña Paquita le dice que no tiene a nadie y que si tuviese la elección de casarse con quien quisiese no se casaría con nadie, pero también le dice que nunca ha pensado en ser monja. Don Diego no entiende a que se debe su tristeza debido al casamiento, ya que ella lo considera un buen hombre, no tiene otro amor y no se inclina al estado religioso.
Doña Paquita afirma que cumplirá las órdenes de su madre y se casará con él y que luego será una mujer honrada y honesta. También afirma que nunca le dirá a que se debe su tristeza y que vivirá infeliz.
Don Diego critica que se considere educar bien a las mujeres cuando éstas no son sinceras y no expresan sus sentimientos; simplemente obedecen a sus madres y, en muchos casos, viven desdichadas toda su vida. Luego le pide a doña Paquita que se anime para que su madre no la vea así.
Doña Francisca entra en el cuarto de su madre.
-Escena IX
Llega Simón y le cuenta a don Diego que cuando salía por la puerta los vio que iban ya de camino, les hizo señas y se pararon y cuando llegó le dijo a don Carlos que don Diego ordenaba que volviesen. También le dice que don Carlos no dijo ni una sola palabra.
Simón le dice que está abajo esperando que lo avise para poder subir. Don Diego le manda que le diga que suba y Simón se va.
-Escena X
Llega don Carlos. Don Diego le da a entender a su sobrino que ya sabe lo de la carta y luego le pregunta como conoció a doña Paquita, donde y cuando.
Don Carlos le dice que la conoció una vez que volvía de Zaragoza y que su intendente le obligó a parar en Guadalajara puesto que era el cumpleaños de su mujer. Se enamoró de ella al instante y al intendente se le ocurrió fingir que don Carlos era don Félix de Toledo y para ella, él siempre ha sido don Félix. Don Carlos se quedó tres meses en Guadalajara. Se escribían cartas y él iba a visitarla todas las noches al convento; pero un día se tuvo que marchar, así que se despidió de ella y partió. Hasta que un día recibió una carta de su amada en la que le decía que su madre la iba a obligar a casarse con un hombre rico y mucho mayor que ella. Él partió a Guadalajara y, al no encontrarla allí, para Alcalá. Don Carlos le dice que una vez en Alcalá pensaba consolarla y pedirle a él que intercediese por él para detener la boda y que se casase con él.
Don Carlos le comenta a su tío que doña Paquita, como buena hija, se casará con don Diego, pero que su corazón siempre le pertenecerá a él y don Diego se enoja.
Don Carlos se va a ir porque parece que llega alguien, pero su tío le obliga a quedarse. Entra don Carlos en el cuarto de su tío.
-Escena XI
Mientras doña Paquita y Rita recogen la ropa para partir, doña Irene habla con don Diego. Éste le dice que su hija está enamorada de otro hombre desde hace un año. Doña Irene no se lo cree, puesto que su hija ha sido criada en u convento, y piensa que don Diego ya no la ama y quiere librarse de ella. Doña Irene rompe a llorar porque ella es pobre y si su hija no se casa con don Diego ella no tiene de qué vivir. Puesto que doña Irene no se cree que su hija tenga un amante e interrumpe continuamente a don Diego, éste le da a doña Irene, para que la lea, la carta que le escribió don Carlos a su amada. Doña Irene sin leer la carta llama a la puerta de su cuarto para que salga su hija y se desengañe de quién es don Diego.
-Escena XII
Aparecen doña Paquita y Rita. Doña Irene le dice a su hija que don Diego las trata de un modo que ya no se puede aguantar. Doña Paquita le reprocha a don Diego que no ha cumplido su palabra. Don Diego le da a doña Francisca la carta de don Carlos. En ella don Carlos le explicaba que no se llama don Félix y que don Diego es su tío y que le había pedido que se marchase inmediatamente. Doña Irene al darse cuenta de que es verdad que su hija tiene un amante se enoja mucho y se encamina hacia su hija en ademán de matarla.
-Escena XIII
Sale don Carlos a defender a doña Paquita y su madre se asusta y se retira. Don Diego le explica a doña Irene que ese es el amante de doña Paquita, su sobrino. Don Diego perdona a su sobrino y a su amada y dice que esto pasa por el abuso de poder que
hacen los padres sobre sus hijas para que se casen y da las gracias por haberse dado cuenta a tiempo del amor existente entre los dos jóvenes. Doña Irene perdona a su hija y la abraza. Doña Francisca le dice a Rita que siempre será su amiga y don Diego comenta que ya no teme a envejecer solo, puesto que ellos serán la delicia de su corazón y que cuando tengan un hijo su existencia se deberá a don Diego y a su comprensión.
Biografía de Leandro Fernández de Moratín
Leandro Fernández de Moratín nació en Madrid el 10 de marzo de 1760, hijo del poeta y dramaturgo Nicolás Fernández de Moratín. Viajó por varios países europeos, sobre todo Francia, y perteneció al pequeño grupo de ilustrados españoles. Durante la guerra de Independencia se puso al lado de José Bonaparte y desempeñó el cargo de bibliotecario mayor. Al ser derrotados los franceses, se exilió en Francia y murió en París el 21 de junio de 1828.
En cuanto ha su vida sentimental, que influirá notablemente en su trayectoria literaria, su primer amor sería Sabina Conti, que terminará casándose con un hombre de mayor edad. Posteriormente mantendría amoríos con Paquita Muñoz, quien también contraería matrimonio con un militar más viejo que la novia.
Fernández de Moratín destacó por ser un hombre inteligente y culto, de carácter introvertido y difícil. Formado en la cultura francesa y en la estética neoclásica fue un afrancesado, lo cual se debió, como sucedió con otros ilustrados, a su admiración por lo que Francia representaba en su época, y porque pensaba que de allí podía estar la renovación para España y la solución de sus males: el atraso cultural y la pobreza.
Destacó en principio como poeta, gracias a sus laureados textos, el romance heroico “La toma de Granada por los Reyes Católicos” y “Lección poética. Sátira contra los vicios introducidos en la poesía castellana”, que le valieron sendos accésits en la Real Academia de la Lengua. La popularidad literaria de Moratín deriva de sus comedias neoclásicas de corte satírico, como “El viejo y la niña”(1790),“La comedia nueva”(1792),”El barón”(1803), “La mojigata”(1804)y su título más conocido, “El sí de las niñas”(1806).